En el país en el que su presidente de la república encabeza una campaña de odio en contra de quienes ejercen el periodismo, esta semana nos enteramos del asesinato de Lourdes Maldonado, quien desempeñaba su actividad periodística en Tijuana, Baja California.
Es importante tener en cuenta que en una de las llamadas “mañaneras del presidente” la hoy finada se presentó para pedir ayudan porque, dijo, temía por su vida.
Por el constante discurso de odio que Andrés Manuel López Obrador dice en las mañaneras, podemos considerarlo como cómplice de la violencia desatada en contra de quienes ejercen el periodismo pues permanentemente ataca a los medios de comunicación, situación grave en el país que se ha ganado el lugar de ser el más peligroso para ejercer esta noble profesión, según el Comité para la Protección de los Periodistas.
En el gobierno de Andrés Manuel se contabilizan 47 comunicadores asesinados; tan solo en 2022 van tres: Lourdes Maldonado, Margarito Martínez y José Luis Gamboa. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, nuestro país es el segundo más mortal para periodistas, después de Siria. Ochenta y seis por ciento de los homicidios de comunicadores han quedado impunes. En varias ocasiones se ha dicho que ni la protección que da la Secretaría de Gobernación ha impedido estos terribles crímenes.
El discurso de odio del presidente es retomado por gobernadores y autoridades locales de su partido, que ven en los comunicadores a enemigos que afectadan sus intereses; les molesta que a través de sus plumas sean exhibidos y denunciados y, por tanto, pretenden silencio. Es el caso del célebre morenista Miguel Barbosa Huerta, gobernador de Puebla, quien en días recientes lanzó una amenaza contra activistas y periodistas que han destapado el caso de un bebé que apareció muerto en un penal de la entidad y que exigen al gobierno estatal explique el crimen ocurrido en instalaciones gubernamentales.
La libertad de expresión es un derecho humano básico, constitucional, fundamental, inherente y necesario en nuestra sociedad, que además está consagrado en los artículos 6 y 7 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas, ya sea oralmente, por escrito, o a través de las nuevas tecnologías como muchos comunicadores lo hacen.
No podemos ser indiferentes ante esta situación, pues ¿qué podemos esperar si no contamos con plumas libres capaces de informar con libertad? Defendamos a los periodistas, ellos son valiosos y su actividad noble es necesaria para nuestra sociedad, no guardemos cómplice silencio: protestemos y exijamos castigo ejemplar para los autores materiales e intelectuales que en la mayoría de casos no reciben el castigo necesario.
A todos los periodistas y comunicadores que forman parte de medios de comunicación nacionales o locales, que a través de los recursos a su alcance informan y día a día se ganan la vida con esta actividad, los llamo a estar organizados, a defender la libertad de expresión y no agachar la cabeza ante quienes pretenden silenciarlos.
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