Consumir drogas a temprana
edad, eleva las posibilidades de desarrollar dependencia; expertos destacan la
importancia de crear procesos de prevención en distintos entornos
CIUDAD DE MÉXICO, 29 de junio.-
En México, la edad promedio para el inicio del consumo de drogas oscila entre
12 y 15 años de edad, alertó el director general del Instituto para la Atención
y Prevención de las Adicciones de la ciudad de México (IAPA).
Detalló que las encuestas
señalan que la edad de inicio de consumo es de 12 años para el alcohol; 13 para
los inhalables; 13.1 para el tabaco; 14.2 para la cocaína; 14.3 para la
mariguana, y 14.5 para las metanfetaminas.
Sobre las drogas de diseño, no
sabemos ni qué son ni qué tienen ni cómo se usan”, lo que representa un grave
riesgo, dijo al inaugurar el Segundo Encuentro de Prevención del Uso
Problemático de Drogas “Hacia prácticas en evidencias”.
En su ponencia “El impacto del
uso de drogas en el cerebro adolescente”, estableció que es durante esta etapa
cuando existe un mayor riesgo de que una vez que prueban la sustancia, no la
dejen.
Ello, explicó, debido a que la
adolescencia no ha alcanzado aún su proceso de desarrollo y las decisiones se
toman con mayor frecuencia basadas en las emociones y el placer.
La probabilidad de pasar del
uso al abuso y luego a la dependencia de la droga es mayor cuando se inicia a
una edad más temprana, dijo el funcionario, y apuntó que las encuestas dicen
que los muchachos señalan como motivos para consumirlas los problemas en el
hogar o la escuela.
Además, estar triste,
preocupado o enojado; sentirse solo o incomprendido; por gusto, por curiosidad
o para saber qué se siente, además de querer ser popular e importante o
aceptado por un grupo.
El gran problema es que nadie
sabe dónde puede parar y hasta dónde puede llegar”, mencionó el director
general del Instituto para la Atención y Prevención de las Adicciones de la
ciudad de México.
El experto mencionó que los
desafíos de la prevención incluyen ofrecer a los muchachos un entorno social
seguro y favorable; una escuela que fomente procesos sociales, familiares o
individuales de promoción y prevención, además de una familia informada y respetuosa
de cada uno de los miembros.
También consideró importante
el fortalecer la autoestima y la confianza de los jóvenes en sí mismos;
fomentar estilos de vida activos y saludables, además de promover actividades
deportivas, culturales y recreativas.
Adelantó que trabaja de manera
cercana con organizaciones no gubernamentales con el objetivo de crear un
laboratorio en el que los jóvenes puedan llevar sus “tachas” o drogas de diseño
para que, por lo menos, sepan qué están introduciendo a sus cuerpos y cuáles
son los riesgos que esto significa.
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