A medida que las personas, empresas y gobiernos están
cambiando sus comportamientos y se promueve un distanciamiento social para
evitar una mayor propagación del COVID-19, también se han producido efectos
graves indirectos en el medio ambiente.
Este 2020 han sido un año que quedará marcado en la
historia, ya que el planeta Tierra ha sido el escenario de una serie de
fenómenos naturales devastadores, y es el calentamiento global, los incendios
forestales y la pandemia del coronavirus, que resultan amenazantes tanto para
la humanidad como para el resto de seres vivos que habitan en el globo
terráqueo. La pandemia del coronavirus nos ha dado una idea de cómo podría ser
nuestro mundo si tomáramos los audaces pasos necesarios para frenar el cambio
climático y la contaminación.
Investigaciones científicas internacionales han apuntado que
el COVID-19 se propaga con rapidez y gravedad en entornos de elevada
contaminación atmosférica, así lo expuso en entrevista, el doctor Enrique Vera
Meza, Catedrático de Clínica y Epidemiólogo de la Universidad Nacional Autónoma
de México (UNAM). Aseguró que la calidad del aire, especialmente en núcleos
urbanos, tiene que tenerse en cuenta como una medida más de prevención de
epidemias.
El médico cirujano considera que la contaminación es el
cuarto factor de riesgo de mortalidad en el mundo y detalla que 9 de cada 10
personas respiran habitualmente aire de mala calidad, causante de millones de
muertes anuales. En los días de alta contaminación “aumentan los ingresos
hospitalarios, las consultas médicas y las atenciones en urgencias,
especialmente de los enfermos con patologías respiratorias crónicas”, señaló.
El medio ambiente causante de alteraciones en la salud como
el ruido, la contaminación, la calidad del agua o el exceso de químicos en la
vida pueden ser causantes del deterioro en el organismo, como problemas
pulmonares y cardíacos, entre otros. En este tipo de polución ambiental se
incluyen partículas en suspensión de dióxido de carbono, dióxido de azufre y
ozono; contaminantes comunes que respiramos en el aire; lo anterior, provoca
que el coronavirus se propague más rápido y de manera más grave, afirmó Vera
Meza.
Sobre por qué el COVID-19 no es realmente tan bueno para el
medio ambiente, el doctor Vera explicó que los datos son contundentes: la
pandemia del coronavirus ha generado la mayor caída en la emisión de CO2
(dióxido de carbono) de la que se tenga registro en la historia. “Ninguna
guerra, ninguna recesión, ninguna otra pandemia, ha tenido un impacto tan
dramático en las emisiones de CO2 durante el último siglo como el que ha
logrado el COVID-19 en pocos meses”.
Aún en semáforo rojo de la pandemia del COVID-19, los
expertos ya se plantean cuáles son las directrices a seguir en materia de medio
ambiente una vez superada la crisis actual. Todos coinciden de manera clara:
“la mejor vacuna para el futuro es proteger a la naturaleza y la biodiversidad
y es el mejor seguro de vida que podemos encontrar”, sostuvo el especialista.
El galeno sostuvo que los impactos a la salud por la
contaminación del aire, van desde muerte prematura, sobrepeso y obeso infarto
cerebral, enfermedades respiratorias y cardíacas, varios tipos de cáncer, asma,
enfermedad pulmonar obstructiva, hasta efectos menos graves pero más comunes
como malestares respiratorios, dolor de cabeza, mareo, irritación e inflamación
de ojos.
El doctor Vera exhortó a la población a tomar todas las
recomendaciones del sector salud: lavarse las manos constantemente, necesario
usar cubre bocas cuando salen a la calle, evitar contacto con personas a una
distancia de metro y medio, aplicación de antibacterial en todo momento; no
tocarse los ojos, la nariz y la boca sin haberse lavado las manos y aplicarse
desinfectante. Hay que tomar en cuenta
que los adultos mayores y las personas con afecciones subyacentes graves, como
enfermedades cardíacas, pulmonares o diabetes, tienen mayor riesgo de presentar
complicaciones graves a cauda del COVID-19. Esta recomendación también es para
los jóvenes, quienes no son inmunes a esta pandemia, concluyó.
Las afectaciones a la población por la contaminación es una
de las presiones más considerables que mantiene en el colapso el sistema de
salud pública. Ante esta situación, actualmente, los tres niveles de gobierno
de México, realizan acciones para atender la crisis del medio ambiente que
persiste desde hace décadas en varias ciudades del país y con ello garantizar
la cobertura sanitaria de la población.
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