López Obrador le apuesta a que ahora si tendrá suerte al enviar la terna de mujeres al Senado, para designar a quien sucederá en el cargo al ministro Arturo Zaldívar, en la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Dijo Andrés Manuel que va a empezar a ver a quién propone, a ver si tiene suerte y le atina, porque ha propuesto a cuatro y dos de sus propuestas le salieron “conservas”.
Se refirió a que dos le salieron “conservadoras” porque a su forma de ver, sólo dos de ellas mostraron compromiso con la 4T, al respaldar, en la Suprema Corte, las reformas y proyectos de políticas públicas de su gobierno.
La verdad es que el compromiso de los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, no debe ser con un gobierno, mucho menos con un proyecto de gobierno como es la 4T, y todavía mucho menos con una ideología que ha conllevado precisamente. a violentar la Constitución, el compromiso de un ministro es con nuestra Carta Magna, a la que debe estar comprometido a respetar y hacer respetar los mandatos.
Qué Arturo Zaldívar renunció, está en su derecho, pero su renuncia está condicionada a lo que dicta la Constitución y la Constitución establece en su artículo 98, que la renuncia de un ministro debe ser por causa grave y en la renuncia que es ya del conocimiento público, Arturo Zaldívar no especifica cuál es la causa grave de su denuncia.
Arturo Zaldívar ya no era un ministro que se estuviera pendiente de las violaciones constitucionales, sus determinaciones lo ubicaban como aplaudidor de los mandatos presidenciales, el Poder Judicial no pierde a un gran elemento con la salida de Arturo Zaldívar.
Aunque hay ambigüedad en la Constitución en cuanto al tiempo en que no debe ser funcionario público, o en posición de elección popular, Arturo Zaldívar, deberá esperar por lo menos de dos a tres años para integrarse a un gobierno, no obstante que ya se manifestó integrado a la campaña de Claudia Sheinbaum, situación esta que de ninguna manera puede ser la “causa grade” de la que adolece su renuncia.
La renuncia de Zaldívar aunque ya fue aceptada por el presidente, deberá ser aprobada por el Senado, donde seguramente será tarde o temprano aprobada, ya que la misma Constitución establece finalmente, que podrá ser aprobada por una mayoría simple, o sea aprobada por los morenistas.
La misma renuncia de Arturo Zaldívar, en su esencia, muestra a un ministro que está faltando a su juramento de cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes que de ella emanan; el sumarse a la campaña de Claudia Sheinbaum de ninguna manera pude ser la gravedad de la causa que no se ve por ningún lado, mucho menos en la renuncia que le presentó al presidente.
Arturo Zaldívar sabe perfectamente que el artículo 101 de la Constitución prohíbe a las personas que hayan ocupado el cargo de ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, desempeñar cargos como secretario de Estado o fiscal general de la República, dentro de los dos años posteriores.
La política es pasión y esa pasión no la pudo controlar Arturo Zaldívar.
Ni modo así son las pasiones humanas.
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